La escuela mata la creatividad
Vivimos en un mundo donde tener conocimientos, y sobre todo, tener algún tipo de documentoque diga que los tenemos, es fundamental. Gran parte de nuestra vida está dictada por nuestro currículum, y éste a su vez, por nuestra eficacia en la escuela.
Sin embargo la importancia concedida a la educación formal no se debe tanto a la apreciación del conocimiento por sí mismo, sino más bien a que nuestra sociedad está orientada a la eficiencia, la competitividad, la productividad y a la ganancia. Lo que no es considerado útil no tiene valor, así que los conocimientos deben ser herramientas útiles, si no lo son, su valor es poco.
Y con valor me refiero a la apreciación social que se le da a una habilidad o a una actividad, y por extensión a las personas que las tienen o las practican.
Creo que la charla que verán a continuación tiene mucho que ver con la perspectiva estrecha que nuestra sociedad tiene sobre lo que es valioso, sobre lo que es útil. No se trata sólo de la educación y de los niños, se trata de todo nuestro mundo de expectativas y metas, se trata de nosotros.
Y es que el problema no es sólo cómo se califica en el aula, es cómo nos calificamos a nosotros mismos y a otros fuera de ella.